jueves, 26 de febrero de 2009

COMBATE EN MENGIBAR


Por su parte, Francisco Javier Castaños se reunió con los mandos españoles en Porcuna para decidir la gran estrategia a seguir. Dos divisiones, una regular al mando de Félix Jones y la de reserva al mando de Manuel de la Peña, que formaban las tropas de Castaños (unos 12.000 hombres) debían atacar Andújar, clavando a las fuerzas de Dupont. Una tercera división, formada por 8.000 hombres al mando de Coupigny, cruzaría el Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina. Por último, Reding dirigiría al ejército de Granada (10.000 hombres) a través de Mengíbar.
El 13 de julio, Reding se apresta a cruzar el Guadalquivir en Mengíbar. Esta población estaba defendida por unos 2.000 hombres al mando del general Ligier-Belair. En la madrugada del 14, el primer escuadrón de dragones de Numancia y el de cazadores de Olivenza, al mando del general Venegas, hacen huir a la caballería francesa al otro lado del río. Ante la amenaza de nuevos ataques, Ligier-Belair evacua la población y solicita ayuda a Vedel.
Reding, por su parte, comienza el ataque el día 15 de julio muy temprano. Ante la llegada de Vedel a media mañana, interrumpe el ataque. Vedel abandonaría la posición posteriormente, ante la petición de refuerzos por parte de Dupont, y marcharía hacia Andújar. Al día siguiente, Reding dispone todas sus fuerzas más refuerzos de Coupigny.
Gil del Palacio era natural de Barcelona, donde nace en el 1778, y luchó contra los franceses en la batalla de los Campos de Mengíbar y en la de Bailén, los días 16, 17 y 18 de julio de 1808.
Se hace imposible de todo punto fijar con exactitud los efectivos de los franceses en Andalucía, tanto por discrepancias en los escritores como por oscuridad de los estados de fuerza oficiales. Dice Dupont en 8 de julio que en Andujar y Bailén tiene solo 13.053 hombres válidos, pues descuenta muchas bajas por enfermedad, y que con ellos debe de atender a la extensa línea comprendida entre Andujar y Guarromán y hacer frente a las amenazas de 40.000 a 50.000 españoles, de ellos la mitad del Ejército y la mitad de las Milicias. Pero es el caso que reforzado a los pocos días con unidades de la división Gobert, la situación de conjunto pasas a ser la que se deduce de los estados del 6 de julio, existentes en el Archivo Histórico de la Guerra francés, que dan un total de 27.917 hombres y 5.718 caballos, con unos 50 cañones, cifras que reduce Clerc a 19.627 hombres, 3.615 caballos y 38 cañones, por prescindir de destacamentos y de bajas por hospitalización. Discordantes con estas cifras las consignadas por Oman, éste atribuye a los franceses, sin contar con la mayor parte de la división Gobert, 21.058 hombres, que con el criterio de deducir las bajas por combates y enfermedad, rebaja a 15.000 infantes y 3.000 jinetes para la fecha del 16 de julio, día del encuentro de Mengíbar. Nuestro Arteche, sin medios para aquilatar números, admite la existencia de 20 a 22.000 hombres disponibles para el 19, día de la batalla de Bailén, pues tiene, sin duda, en cuenta que a los 18.242 hombres rendidos habría que sumar, por lo menos, los 2.203 muertos en esa acción. Decir, como dice Grasset que el día 19 lucharon 10.000 franceses contra 20.000 ó 25.000 españoles y que quedaron sin intervenir en la batalla 10.000 de los primeros y 20.000 de los segundos, es error manifiesto en escritor que en el transcurso de su obra suele mostrarse, en general, bien informado. Es factor importante para el éxito en la batalla conseguir superioridad numérica en el lugar y momento oportunos; si en la batalla de Bailén no intervinieron 10.000 combatientes franceses, que son los que con Vedel no acudieron a la llamada del cañón, ¿no constituye ello error del Mando? Si en el campo español las reservas no desempeñaron papel activo, esto se debió a que su concurso no se hizo necesario. Vaya ahora una aclaración. En este punto de los efectivos empeñados, nuestros documentos oficiales adolecen de algunas deficiencias. Sin duda, para atenuar la humillante capitulación del 22 de julio se extremó la cortesía o benevolencia en su texto, y así se dice en el preámbulo, que el ejército francés luchó contra uno muy superior en número; pero este concepto aparece después en cierta discrepancia con el parte de la batalla, suscrito por Castaños el 27 y publicado en la «Gaceta de Madrid» del 26 de agosto. Expresa en él que el enemigo se batió con ventaja en todos sentidos, y el primero que enumera es precisamente el de la superioridad de fuerzas, por contar, dice, con 12.000 hombres, frente a los cuales hubo los 14.000 de Réding y Coupigny disminuidos por un «Cuerpo considerable que debió observar los movimientos del general Vedel, que estaba sobre Guarromán». Aunque se trata de pormenor de escasa importancia, creemos que hubiera convenido que en tales documentos no se notase esa aparente contradicción.

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