Al tiempo, Dupont se enteró que la flota francesa de Cádiz se había
rendido a las fuerzas españolas, al no poder escapar por mar, ya que una
escuadra inglesa le cortaba la retirada. También supo que Castaños
había conseguido reunir un importante ejército para salirle al paso en
su tránsito por Andalucía. Entonces, detuvo su marcha y se asentó en
Andújar, a la espera de refuerzos, el 18 de Junio. El 26 recibió el
aporte de la división del Gral. Dominique Honoré Antoine Marie Vedel,
con más de 10.000 soldados. El ejército francés alcanzaba ahora los
26.000 hombres. Vedel se ubicó entre el pueblo de Bailén y el
laberíntico desfiladero de Despeñaperros, asegurando las comunicaciones
hacia Madrid, ocupada por los franceses. En esa época el calor en
Andalucía es abrasador, rayando los 40° C a la sombra; factor que empezó
a afectar bastante a los franceses, no acostumbrados a este clima. La
sed, la falta de suministros y las enfermedades hacían estragos en las
huestes napoleónicas; a tal punto que casi 2.500 soldados galos estaban
enfermos.
Para Julio, Castaños había conseguido reunir las siguientes fuerzas: las
tropas que él mismo había traído desde el "Campo de Gibraltar" (Cádiz y
Málaga), 16 regimientos de infantería y 3 de caballería; el aporte de
la Junta de Granada, al mando del Gral. Teodoro Reding y Biberegg (un
suizo al servicio de España), incluyendo el Regimiento Suizo N° 3, que
aquél integraba, y numerosos voluntarios andaluces, indignados con la
noticia del vergonzoso saqueo de Córdoba, realizado por Dupont.
Totalizaban más de 10.000 hombres. A ellos, la Junta Central de Sevilla
sumó también la división de vanguardia, al mando del propio Marqués de
Coupigny, con 8.000 efectivos. Con todo, Castaños alcanzaba los 30.000
hombres, contra los casi 26.000 que tenía Dupont.
El 12 de Julio se reunieron en Porcuna los generales españoles para
acordar el siguiente plan: Se separaba al ejército en dos divisiones:
una, bajo el mando directo de Castaños, distraería a Dupont con un
ataque frontal, desde Arjona, cruzando el Guadalquivir, hacia Andújar,
donde éste estaba atrincherado. En tanto, el grueso del ejército,
formado por las divisiones de Reding y Coupigny, atacaría Bailén, un
pueblo a la retaguardia de Dupont, a fin de cortarle la retirada y
después converger todos juntos hacia Andújar, donde los ejércitos
españoles combinados, darían el golpe final a los franceses.
El 13 de Julio Reding, después de cruzar el Guadalquivir, atacó una
avanzada francesa de 2000 hombres en Mengíbar. Luego de una victoria
española inicial, los franceses, el 15 de Julio, auxiliados el Gral.
Vedel, retomaron el poblado. Entonces Dupont, amenazado por Castaños,
frente a Andújar, pidió ayuda a Vedel, quien debió evacuar Mengíbar. El
16 de Julio, Reding, reforzado por Coupigny, quien también había cruzado
el Guadalquivir, y derrotado a dos batallones franceses en Villanueva
de la Reina; recapturó Mengíbar. Luego ambos se dirigieron hacia Bailén,
siguiendo el plan de Porcuna.
Temiendo quedar cortadas las comunicaciones con Madrid, Vedel, en vez de
acudir a reforzar a Dupont, en Andújar, que era hacia donde estaba
dirigido el ataque español, retrocedió 15 kms. hacia el Norte, a
Guarromán, para defender el paso de Despeñaperros. La acción incesante
de las guerrillas españolas, la brillante maniobra de Reding y Coupigny,
que partieron en dos al ejército francés, sumieron en una gran
confusión a Dupont, que no sabía dónde estaba Castaños, o cuál era el
blanco de su ataque.
El 18 de Julio Dupont, al haber perdido comunicación con Vedel, resuelve
retirarse de Andújar por la noche, dirigiéndose hacia Bailén, camino a
Despeñaperros; sin saber que allí estaban, precisamente, Reding y
Coupigny. Estos, por su parte, estaban a punto de marchar hacia Andújar,
que es donde creían a Dupont, para cerrar sobre él, el cerco. Los
choques nocturnos de las avanzadas de ambos ejércitos hicieron saber a
todos que la batalla era inminente.
A las 4 de la mañana del 19, los franceses dirigieron un durísimo ataque
al ala izquierda española de Bailén, que comandaba Coupigny, siendo
rechazados luego de un encarnizado combate. Desesperado, Dupont
intentaba abrirse paso por las líneas españolas, para reunirse con
Vedel; antes de que Castaños lograra alcanzarlo por detrás. Todos sus
intentos fracasaron y el general fue herido en la cadera. La batalla se
prolongó hasta el mediodía del 19, bajo un calor intenso y un sol
abrasador. El pueblo de Bailén se comportó heroicamente, al auxiliar a
sus soldados con agua, en forma permanente, manteniéndolos frescos y en
condiciones de luchar; como a sus cañones. En cambio, en el bando
francés, el calor hizo estragos. Su artillería se afectó por
sobrecalentamiento y sus soldados sucumbían de calor y de sed. Los
suizos enrolados en el ejército francés, al enfrentarse con sus
compatriotas que servían bajo el mando de Reding, se negaron a combatir y
se pasaron al bando español; lo cual aceleró el resultado de la
batalla.
Pasado el mediodía, Dupont se vió obligado a capitular. Vedel no llegó a
tiempo para dar vuelta el resultado y debió acatar los términos de la
rendición firmada por su superior.
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